Bernini realiza estas dos estatuas para
los Chigi, destinadas a la capilla de la familia en Siena (1661-1663).
En ellas se representa a la Magdalena y a San Jerónimo en una situación de
arrobamiento.
Estas obras marcan una quiebra
dentro del estilo de Bernini, mostrando una estética crispada y altamente
expresiva a través de los pliegues y la expresividad de los rostros. Los
pliegues de la Magdalena cruzan su vientre, ocultando su anatomía y encorsetando
la figura. Estas figuras son más estilizadas, costumbre que no perderá hasta el
final de sus días.
Este cambio hay que la relacionarlo
con la nueva manera de entender la religión en Roma. Alejandro VII era muy
espiritual, haciendo especial hincapié en la penitencia y en el pensamiento de
la muerte.
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