miércoles, 18 de julio de 2012

LAS TRES PARCAS

En la mitología griega y romana,las parcas eran las tres diosas que determinaban el destino de los seres humanos.
Las Parcas eran generalmente retratadas como ancianas: Cloto, la hilandera; Láquesis, la distribuidora, y Átropos, la inexorable. Cloto hilaba el hilo de la vida humana, Láquesis lo distribuía, y Átropos lo cortaba. Determinaban el tiempo que viviría cada persona así como su cuota de sufrimiento. Sus nombres romanos eran Nona, Decima y Morta.

JESÚS Y LA SAMARITANA EN EL POZO

Guercino. 1640-41. La escena narra el pasaje del Evangelio de san Juan en el que Jesús, llegando a las puertas de la ciudad de Samaria, se sienta en un pozo, donde entabla conversación con una mujer samaritana, episodio bíblico que simboliza el tema del bautismo y la conversión por medio de la palabra. Ambas figuras ocupan la mayor parte del lienzo y, representadas de medio cuerpo en torno al brocal del pozo, se comunican mediante miradas y gestos en los que Il Guercino demuestra gran maestría. Al fondo, Il Guercino interpreta un paisaje de corte clasicista que aporta serenidad a la composición.

LA SANTA CENA

La Santa Cena es una obra del pintor Juan de Juanes, pintada alrededor de 1560, empleando la técnica de pintura al óleo sobre una tabla de 116 x 191 cm. En la obra se representa el acto de la última cena de la tradición cristiana. Museo del Prado, Madrid, España.

LA CENA DE EMAÚS

La escena de Stom está recogida en el Nuevo Testamento y se ciñe al texto con bastante exactitud: «[Ellos] obligáronle diciéndole: Quédate con nosotros, pues el día ya declina. Y entró para quedarse con ellos. Puesto con ellos a la mesa, tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio. Se les abrieron los ojos y le reconocieron, y desapareció de su presencia».
Stom, siguiendo el relato, representa la escena en un interior iluminado por la céntrica luz de una vela. Los dos discípulos se colocan a la izquierda, mientras que Jesús lo hace a la derecha. El momento elegido es justo en el que los discípulos reconocen a Cristo, que todavía sostiene el pan que acaba de partir, y en que manifiestan su sorpresa, mirando fijamente a Jesús y abriendo y extendiendo sus manos como para tocarle. El testigo del hecho milagroso es una figura secundaria, la muchacha que sirve la mesa, que observa con curiosidad al personaje a su izquierda mientras lleva una fuente.

BAUTISMO DEL SEÑOR

.
Esta escena del Bautismo, nos muestra a Jesús hecho hombre, en su plenitud humana, recibiendo el SI del Espíritu, la confirmación de Dios Padre de que en Él está todo lo que es, y además, algo fundamental: que Él es el que es, ha sido y lo será siempre, pues contemplando esa condición de hombre a veces olvidamos que es Dios. El texto de San Mateo (3, 16-17)nos aclara esto que debemos tener presente, que Jesús es el Hijo amado de Dios y en El está el Espíritu Santo

LA ANUNCIACIÓN

Y habiendo entrado el Ángel a donde estaba María, le dijo: Dios te salve, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres. (Lucas 1, 28)

SACRIFICIO DE NOÉ

El sacrificio de Noé es una de las nueve escenas del Génesis que Miguel Ángel pintó al fresco en la bóveda de la Capilla Sixtina, datable entre 1508 y 1510. Noé, vestido con una túnica roja, se encuentra detrás de un altar cúbico que también es un fogón, con un orificio superior por donde salen llamas. Noé levanta la mano señalando al cielo, como agradecimiento a Dios. A su izquierda, una anciana (posiblemente su esposa), se vuelve hacia él, en actitud de decirle algo al oído. Una mujer joven, a la derecha de Noé, mete una rama en el fuego mientras evita mirar a las llamas y al carnero que está siendo sacrificado.
Un hombre, a la derecha, lleva en sus brazos una gran brazada de leña. A sus pies, un hombre desnudo está sentado a horcajadas sobre un carnero degollado, y se vuelve hacia su derecha para entregar las vísceras a otro para que las queme. Un segundo hombre desnudo se encuentra arrodillado y agachado para poder asomarse a un orificio delantero del altar desde el que se ve el interior del fogón. A la izquierda de la escena, en primer término, un tercer hombre desnudo, con notable esfuerzo, lleva hacia el sacrificio a un carnero, que se resiste. Detrás de él hay un toro, dos caballos y un elefante.
Como otras escenas centrales de la bóveda de la Capilla Sixtina, el recuadro está flanqueado por dos medallones (que, en monocromía que simula bronce, representan la Destrucción de Baal y la Muerte de Urías) y rodeado en sus cuatro esquinas por cuatro ignudi (figuras de jóvenes desnudos).

PECADO ORIGINAL Y EXPULSIÓN DEL PARAÍSO

La Caída del Hombre, pecado original y expulsión del Paraíso es el sexto fresco que pintó Miguel Ángel en la Capilla Sixtina. Este fresco es grande, pero por todo lo que hay pintado ahí, parece ser el más grande de todo el conjunto. En él hay seis figuras. Del lado izquierdo están Adán, Eva y Satanás. Del lado derecho vemos a un ángel y nuevamente a Adán y a Eva. El Adán y la Eva que se encuentran del lado izquierdo son totalmente distintos a los que se encuentran del lado opuesto, pero tampoco se parecen a los de los otros dos frescos.
El cuerpo de Adán ha madurado y ya no es un joven. Ahora tiene una fisonomía gigantesca y musculosa. Se está estirando para alcanzar el fruto que se encuentra en el Árbol de la Sabiduría. Junto a él y recostada se encuentra una Eva masculina, musculosa y muy poco femenina. Ella tuerce su cuerpo para alcanzar la manzana que le está dando Satanás, el cual está enroscado al tronco del árbol por su cola. Esta escena carece de alegría. Es un poco tensa pues Adán y Eva saben que están pecando, pero no se detienen en eso.
Del lado derecho vemos la consecuencia de esto. Tal y como lo relata la Biblia, cuando Dios se enteró de lo que habían hecho y los castigó, mandó un ángel para que los expulsara del Paraíso. El ángel que vemos aquí no es como los que acompañaban a Dios en las pinturas de la Creación de la Tierra y el Hombre. Es un ser de género dudoso. Está vestido con su propia túnica roja y apunta con una espada el cuello de Adán. Las caras que vemos en Adán y Eva son terribles. Los dos parecen haber envejecido y su rostro se deforma y se arruga de la tristeza que los aflige. Eva parece una anciana. Al comer del fruto prohibido, hallaron penoso el estar desnudos, así que sus poses demuestran pudor también. Los dos se cubren del ángel y de ellos mismos.

martes, 17 de julio de 2012

LA CREACIÓN DE EVA

La creación de Eva es el quinto de los frescos realizados por Miguel Ángel en la bóveda de la Capilla Sixtina. En él encontramos a Dios por primera vez en el ciclo de frescos, parado en la Tierra. Su aspecto esta vez es más terrenal. Sus cabellos y barbas ya no son plateados, sino que se han tornado amarillentas.
Dios se cubre con una túnica azul sobre su vestimenta rosa que se le vio en otras ocasiones. Aún así, conserva sus proporciones hercúleas y sigue siendo imponente, comparando su tamaño con el de Eva. Eva aparece en la escena, confundida y desnuda. Parece que acaba de ser creada. Dios está conversando con ella y ésta, al parecer le está pidiendo algo.
Adán permanece tendido, aun dormido y ajeno a la situación que está ocurriendo. Esto, de acuerdo a la historia del Génesis que dice que la mujer fue creada gracias a la costilla que Dios extrajo del cuerpo de Adán. Esta vez, Adán ya no se parece al Adán líviano y débil de la escena anterior. Esta vez, Adán cobra gran fuerza, a pesar de estar descansando. Su cara es parecida pero ahora es pelirrojo.

LA CREACIÓN DE ADÁN

La creación de Adán es un fresco en el techo de la Capilla Sixtina, pintado por Miguel Ángel alrededor del año 1511. Ilustra el episodio bíblico del Génesis en el cual Dios le da vida a Adán, el primer hombre (según la tradición bíblica). Cronológicamente es el cuarto de los paneles que representan episodios del Génesis en el techo de la capilla, fue de los últimos en ser completados y es una de las obras de arte más apreciadas y reconocidas en el mundo.
Dios es representado como un hombre anciano y con barba envuelto en una alborotada túnica color púrpura, la cual comparte con unos querubines. Su brazo izquierdo está alrededor de una figura femenina, normalmente interpretada como Eva, quien no ha sido creada aún y, en sentido figurado, espera en los cielos a que le sea dado un lugar en la Tierra.
El brazo derecho de Dios se encuentra estirado, para impartir la chispa de vida de su propio dedo al de Adán, cuyo brazo izquierdo se encuentra en idéntica posición al de Dios. Es famoso el hecho de que ambos dedos están separados por una mínima distancia. La pintura tomó de tres a cuatro años en ser completada. Las posiciones idénticas de Dios y Adán se basan en el Génesis 1:27, que dice que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza. Al mismo tiempo Dios, que aparece flotando en el aire contrasta con la imagen terrenal de Adán, quien se encuentra acostado en una estable triángulo de tierra. El nombre de Adán viene del hebreo y significa hombre y la forma femenina. La inspiración de Ángel pudo haber venido del himno medieval Veni Creator Spiritus, en el que se pide que el dedo de la mano paterna derecha (digitus paternae dexterae) de a los fieles amor y corazón.