Esta obra de Julio Romero de Torres, corresponde a 1927. Es la representación peculiar y muy personal del tradicional tema del bodegón.
A las naturalezas muertas, al bodegón frío de frutas y flores inexpresivas opone Romero de Torres esta representación de manera que mezcla el bodegón y la figura humana. La figura central es una mujer desnuda de medio cuerpo. La joven sostiene entre sus brazos unas naranjas sobre su pecho. La singularidad de Romero de Torres está, en darle a la fruta el valor de integrante protagonista del cuadro. La composición posee toda la sensualidad de los bodegones flamencos, pero además Romero de Torres aporta su original interpretación del tema con la participación del desnudo. La pieza rebosa sensualidad y erotismo y supuso una verdadera provocación para los círculos más reaccionarios de la sociedad del momento.
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